jueves, 25 de noviembre de 2010

Los comienzos, parte II

Bueno, pues como les contaba ayer, después de dos intentos fallidos de calentar leche para tomarme un cafecito, decidimos salir con mi roommate para empezar con la fase burocrática. Decidimos subirnos al autobús, por el que tuvimos que esperar durante más de 30 minutos (ese día aprendí que los autobuses sólo pasan cada 40 minutos y siempre hay que hacer trasbordo, así que cuando perdíamos el p.. autobús, era mejor empezar a caminar que al cabo llegabas a la misma hora). Bueno, ya estoy divagando de nuevo... Al subir a esos queridos autobuses de la ciudad, me di cuenta de qué tan distinto eran las cosas y la gente aquí.

Nuestra primera parada estratégica fue en el Social Security Administration. Allí dimos con un señor muy amable que al escuchar mi acento me preguntó que de donde era. Al decirle que era española, se le iluminaron los ojos y me dijo... "Yo también". No puedo describiros la ilusión que me hizo encontrar a alguien de mi tierra por estos parajes tan lejanos. Así que inmediatamente, y haciendo caso omiso del cambio de expresión de mi querida Giannina, le pregunté al señor, "de dónde es usted?" El empezó a balbucear y al final, lo único que saqué en claro era que sus retetatarabuelos habían llegado a Nuevo México de la mano de no sé qué conquistador. Creo que en este momento se me cayó la quijada por primera vez en Las Cruces. No pude por menos que mirar a Giannina que, ante mi mirada perpleja, parecía haber recuperado su buen sentido del humor.

Ni qué decir que esa vez no fue la única ocasión en la que encontré gente "española" en Las Cruces. Ni que decir, asimismo, que cada vez que alguien mencionaba ser descenciente directo de algún conquistador, Giannina se iba enojando más hasta que le cambiada el color de la piel (de su bonito color café pasaba a estar más encencido que una llama!!!!) y finalmente espetaba su clásico "hasta les cuelga el pinche nopal y se creen muy españoles". En fin, qué primeros momentos aquellos que han formado mis primeras grandes experiencias y risas en Las Cruces.

Cuando finalmente logramos conseguir que el tipo aquel dejara de hablar de sus antepasados, nos fuimos a Walmart a comprar un adaptador pues, ignorante de mí, había traído conmigo un despertador, un secador y quién sabe cuántas otras cosas que no entraban en los enchufitos de aquí. Así que ahí empezó otra gran aventura pues, después de perseguir a muchos empleados de Walmart tratando de que entendiesen lo que necesitaba, decidí que merecía más la pena comprar aparatos que no necesitasen un enchufito especial. Ya que estábamos en Walmart, pensamos que era buena idea comprar unos comestibles y ahí comenzó una clase de lingüística pues yo aprendí que, en México, a los guisantes se les llama chícharos, a las judías verdes, ejotes y a la carne de ternera, carne de res. Ese día también aprendí que hablar inglés puede ser muy útil para entender a tu rommate mexicana =)

Con Giannina y Buyo, el perro de Rocío

Besos a tod@s y hasta la próxima.

2 comentarios:

  1. Jajajajaja!! ¿Qué crees? yo también soy española! ay que risa!!. Me encantó esta anécdota. Besos Ana

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  2. No sé qué me dio más risa, los españoles de Las Cruces o que necesitaste hablar en inglés para entender a Giannina. Ya la oigo vociferando contra los cruceños españolados.

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