jueves, 2 de diciembre de 2010

Y después de los exámenes

Pues octubre llegó y con ello los exámenes del máster. Recuerdo que como dos semanas antes de los exámenes, Barquet nos puse un examen (mid-term) en la clase y fue así como una pesadilla. Recuerdo haberle dicho a mi compañero José Miguel que estaba tan nerviosa que no pude escribir nada; de hecho, cada vez que me ponía al teclado, se me tensaba tanto la espalda que creía que se me iba a partir en dos. Ni qué decir que el p... examen de Barquet me salió de pena, así que casi me dio un ataque pues pensé que esa experiencia vaticinaba un fracaso en mi examen de maestría. Sin embargo, pasé los exámenes sin problemas y, de hecho, dicen por ahí las malas lenguas que mi examen fue de los mejores =)

Con tanto examen en mente, casi olvidaba que el 2001 fue un año maravilloso. Además de pasar los exámenes y haber visitado una de las ciudades más interesantes de EE.UU., el 2001 trajo a mi vida a gente que, al día de hoy, todavía son grandes amistades y practicamente familia.
 Con mi querido Frankie en Mt. Lemmon, Tucson

En febrero de aquel año estaba yo tomando clases con la Pino cuando me pidió que, por favor, la sustituyera en su clase un día porque se encontraba mal. Pues un buen día me presenté en su clase de Lit. Chicana para hablar de La Casa en Mango Street. Recuerdo que, entre los muchos estudiantes, habían un muchacho joven de cabello oscuro y gafas que, a pesar de ser muy tímido, ofrecía sus respuestas a mis preguntas de muy buena gana. Después de esa clase no volví a verle hasta finale de semestre cuando vino a la fiesta en la clase de Barquet. Allí, este muchacho tímido me saludó con unas dulces palabras: "Hola maestra, mi nombre es Frankie y quería decirle que me encantó como dio la clase de la maestra Pino". Así fue como conocí a mi gran amigo del alma, Frankie. Ya véis que hay veces que pensamos, mi vida no sería igual sin tal o tal persona... en mi caso, eso es cierto de Frankie.

Desde ese momento en la clase de Barquet entendí que Frankie era una persona muy dulce. De hecho, cuando regresé de Nueva York en verano, llamé a Frankie algunas veces para juntarnos a tomar café y conocernos más. Como para finales de verano, ya empecé incluso a visitar a sus padres, que se convirtieron también en mis padres adoptivos. Ramona y Lucio, que en paz descansen, siguen siendo uno de los contactos en mi móvil desde el verano del 2001, juntos hemos pasado fiestas muy señaladas y especiales como acción de gracias y navidad incluso y siempre, siempre los llevaré en mi corazón vaya donde vaya.
Ramona, Jessie .el hermano mayor de Frankie, y Lucio que nos abandonó ya hace unos años, pero que sigue estando en nuestros corazones.
Una vez terminaron los exámenes, Barquet me pidió que diera su clase de gramática durante 2 semanas mientras él viajaba a España a una conferencia. Allí volví a coincidir con Frankie y nuestra amistad se afianzó aún más hasta el punto de que cuando me tuve que quedar en navidad porque no me llegaba el permiso de trabajo (OPT), él inmediatamente me invitó a pasar esos días tan especiales con su familia en Albuquerque. 

La verdad es que aunque pasan los años, nada cambia en cuanto a Frankie y a mí. A través de los años nos hemos apoyado y hasta hemos conducido largas horas para hacernos compañía en los momentos más críticos de nuestras vidas. Ahora, a menos de dos semanas de partir de los EE.UU., me vienen a la memoria todos los recuerdos de nuestra larga amistad (más de 9 años) y todas nuestras aventuras y viajes: Albuquerque, Arkansas, Utah y entiendo que ni diez páginas de texto reflejarían lo que Frankie significa en mi vida, así que sólo os voy a dejar con estas palabras y algunas fotos... Hasta la próxima!


En el show de un artista local, 2001.


 
Con Frankie, Edu y Liz en mi cumple, 2005
En mi cumple, 2008


En mayo 2010, en el cumple de un amigo
En mi último cumple en Las Cruces, 2010

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