Que me condenen a mi también!

Es curioso. Intenté que la iglesia católica apostólica romana en la que mis padres me bautizaron sin tener en cuenta mi derecho a mi futura libertad religiosa,me excomulgara, varias veces. Solicité, rellené y presenté en forma y lugar el dichoso formulario en el que juras -vaya ironía- que no estás de acuerdo ni con sus creencias ni con el sentimiento religioso de esperar más allá de lo que sobre la faz de la tierra existe. Y me ignoraron todas y cada una de las veces.

Es curioso. La iglesia católica protege celosamente su número de clientes como un service provider haría, pero no dispone del servicio de atención al cliente que te permita cancelar la subscripción. Tendré que llamar a Roma?

Y para rematar mi curiosidad, leo esta mañana (http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2010/09/04/0003_8705693.htm) que a Stephen Hawking le han condenado por decir lo mismo que yo llevo diciendo años: que la Ciencia es Ciencia, que una ley física no es ley si dá cabida en ella a una variable llamada "dios".

Es curioso que la religión pida respeto, y no respete las ideologías de los demás, o las de otros credos. Ni respeta el derecho a que un adulto decida no estar en sus listas de militantes.

Pero es curioso, fijaos, sólo le han condenado, no le han excomulgado ni expulsado de ninguna iglesia. Espero que después de escribir estas líneas a mí también me manden a la lista de condenados. Y encima habré de estar agradecida de que gracias a la sociedad actual, en buena medida debida al avance cultural y tecnológico, en el que la ciencia ha ayudado ha solventar los negros misterios que la religión condenaba a la ignorancia, no se me queme públicamente en una hoguera en la plaza del pueblo.

Es curioso, eso se lo debo a la Ciencia, como tantas otras cosas, probablemente el simple y mágico hecho de seguir viva.